Descubierta
la causa del anieblado paisaje cántabro que durante los últimos días ha
ocultado buena parte del territorio, el gobierno autonómico está estudiando qué
medidas tomar para recuperar el color verde. Es conocida la existencia de
culturas que no permiten que se les fotografíe, aducen que pierden el alma.
Como consecuencia de la campaña «a qué sabe Cantabria» por todas las ferias
internacionales, ha sido tal la afluencia de japoneses que además de marcharse con
la tripa llena de los sabrosos guisos, han agotado las memorias de sus cámaras
con fotografías de las montañas, los valles y las playas, hasta el extremo de
llevarse el alma del paisaje. En el aeropuerto de Santander se les ha pedido
que eliminen la mitad de las imágenes, han accedido con su gran sonrisa
amarilla pues saben que el sabor cántabro nunca se les podrá borrar de la
memoria.
La sorpresa
ha sido que levantada la niebla todo está en su sitio y color, salvo los
pastos. Se sospecha que como fruto del efecto llamada de la calidad de la leche
y los quesos, y aprovechando que nadie las veía, las vacas de los territorios
adyacentes han entrado y pastado a sus anchas.
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Esta
ha sido mi aportación al concurso «A qué sabe Cantabria» —organizado el Parlamento
de Cantabria con motivo del XXXIII Aniversario del Estatuto de Autonomía— y que
ha sido seleccionado para su publicación. Aquí podéis leer y descargar el pdf
con el relato ganador, los finalistas y los seleccionados.